Cuando acabe la cuarentena voy a…
Según el portal de www.marketersbyadlatina.com, Patricia Briceño gerenta regional de marketing de 3M para la región andina (Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Paraguay) sostiene que “casi siempre los miedos nos hacen procrastinar todo”.
Casi siempre los miedos nos hacen procrastinar todo. Dejando para otro día nuestra vida sin enfrentar hoy lo que tenemos delante, no aprovechamos ahora las oportunidades que nos regala la circunstancia. Quizás nos hace falta acostumbrarnos a amar más la trama que el desenlace y vivir más a gusto el aquí y ahora.
La pandemia nos ha sacado de nuestras agitadas responsabilidades sociales para hacernos cargo de una tarea que teníamos anotada en la lista de pendientes desde hace tanto tiempo: nosotros.
Según la RAE, la hibernación es un estado fisiológico que se presenta en ciertos mamíferos como adaptación a condiciones extremas. Yo quiero mirar esta cuarentena con ese prisma, el de tener la ocasión de tomarnos una pausa para mirar hacia adentro y con calma.
Es innegable que en esta fase la energía está más puesta para adentro que para afuera. Y es que estamos hibernando, esperando la primavera y el verano: todo lo que fertilicemos, trabajemos y cuidemos en este tiempo de hibernación tendrá frutos luego. Ojalá estemos echando raíces fuertes que nos permitan florecer cuando sea el momento.
Y es que sí, hemos entrado, sin quererlo, en una etapa de gestación. Pero, ¿qué se está gestando? ¿Te preguntaste qué estás gestando tú? A muchos no nos gusta ese rol de introspección, porque preferimos mil veces vivir en el rol de dador: es a lo que estamos acostumbrados y es más cómodo, la verdad. “¡Si yo siempre fui un ejecutivo exitoso, ocupado, siempre solicitado, con muchos planes, vida social y lista de pendientes!”. ¿Qué pasa cuando la situación nos pide mirar hacia adentro? Pues quizás a algunos nos molesta, porque no siempre es satisfactorio ―quizás sí― conectar con esa otra parte que es quienes somos nosotros en realidad (y los pendientes que cargamos a nivel personal).
¿Te preguntaste alguna vez por qué pospones todo? ¿Qué historias me cuento y me digo? Tú vives la realidad que creas en tu mente; y tu vida es la suma de esas historias que te contaron tus papás en base a sus experiencias ―las buenas y las malas― y luego tú mismo adoptaste ese “talento” de contarte historias. Este es, pues, un buen momento para desarmar y desarticular las historias que nos hemos contado para seguir en la zona de confort y arriesgarnos a hacer cosas que hemos deseado hacer antes. Dejar de lado ese “¿para qué lo voy a hacer si hay gente mejor? y ponernos a pensar que esa “gente mejor” empezó igual que tú en algún punto. Y peor aún: esas personas que idealizamos nos muestran sólo el 10% de su vida en redes sociales. Te estás comparando con una vida Disney que ―hola― no es real. Y es casi siempre entonces cuando decidimos renunciar a nuestros sueños en base a una comparación con personajes ficticios que idealizamos falsamente colocándonos en una posición en que lo más lógico y sencillo es renunciar (sin siquiera haber empezado).
Anímate a soltar un poco el “qué dirán” y agárrate fuerte del “lo voy a disfrutar” para poder gozar del proceso creativo de crecer en ese proyecto que deseas realizar (laboral o personal). Cuando haces lo que tu corazón desea, no hay juez ―por más tirano que sea― que te pueda herir con sus opiniones. Y empieza hoy, no el lunes, no cuando acabe la cuarentena. (Redacción y fotos http://www.marketersbyadlatina.com/)